TIPOS DE LA PICARESCA NERJEÑA:
LA CHAVICA
Por blusa una chaqueta del marido,
descolorida, sórdida y astrosa,
y debajo de ella una pringosa
bata de un color indefinido.
Canoso el pelo, en dos crenchas partido
atado atrás con una pingajosa
cinta, tan sucia y tan costrosa,
como la blusa y bata del vestido.
Quebrada la color como aceituna,
un diente cenobítico en la boca,
la aguileña nariz y la barbica,
viéndolas de perfil, parecen una.
Traficó en sus encantos como loca.
Hoy como no los tiene no trafica.
En cambio se dedica
a hacer de quiromántica adivina.
Y a la noble misión de celestina.
EL INDIANO
Ese que ves sentado en esa mesa
de luenga faz y delgadez notoria,
es el protagonista de una historia...
¡No pienses mal!, su honra queda ilesa.
No revistió armadura Milanesa.
Sí caballero fue, logró victorias no,
de las que hacen hitos en la historia
sino de las que acaban en la artesa.
En busca de horizontes a su vida
a América marchó y su atrevida
platata holló de la Colombia el suelo
.
Allí juró - Testigo el ancho cielo-
Conquistar de la gloria las alturas
o, morir sin ceder en la intentona.
Más ¡ay! él sin consuelo
postrado por malignas calenturas
A Nerja se volvió...¡Con una mona!
atado atrás con una pingajosa
cinta, tan sucia y tan costrosa,
como la blusa y bata del vestido.
Quebrada la color como aceituna,
un diente cenobítico en la boca,
la aguileña nariz y la barbica,
viéndolas de perfil, parecen una.
Traficó en sus encantos como loca.
Hoy como no los tiene no trafica.
En cambio se dedica
a hacer de quiromántica adivina.
Y a la noble misión de celestina.
EL INDIANO
Ese que ves sentado en esa mesa
de luenga faz y delgadez notoria,
es el protagonista de una historia...
¡No pienses mal!, su honra queda ilesa.
No revistió armadura Milanesa.
Sí caballero fue, logró victorias no,
de las que hacen hitos en la historia
sino de las que acaban en la artesa.
En busca de horizontes a su vida
a América marchó y su atrevida
platata holló de la Colombia el suelo
.
Allí juró - Testigo el ancho cielo-
Conquistar de la gloria las alturas
o, morir sin ceder en la intentona.
Más ¡ay! él sin consuelo
postrado por malignas calenturas
A Nerja se volvió...¡Con una mona!
José Cobos Ruiz (Salobreña 1915-Nerja 1983) Generación del 50.