martes, 20 de junio de 2023

Un baile de disfraces

A mis sobrinas :Nena, Marina, Sara. y mis hijos: Pablo y Estefi.


Me he disfrazado pocas veces en mi vida, 3 o 4, como mucho 5. Y he asistido a sólo dos bailes de disfraces, que yo recuerde y siendo muy joven, con mis compañeros del instituto, en una ocasión me vestí de hindú, con un Sari que me prestó mi tía Mariana, la cual, recuerdo vagamente, en su casa tenía un baúl lleno de trajes exóticos, que según contaba, sus padres le traían de distintos países que habían visitado.
La segunda ocasión me ayudaron mis hermanas a vestirme de estatua de la libertad, yo quise vestirme de primavera, pero era invierno, sólo encontré de flores naturales los pascueros de mi patio de mi casa en mi pequeño paraíso de mi Nerja natal. Así que iba de "liberada primavera invernal" y fui muy feliz aquel día.
Luego ya de adulta, en la escuela para convocar un concurso de cuentos de terror en el día de los difuntos, me disfracé de bruja y poco más, en una "NO feria" Durante la pandemia, de flamenca con mis voluntarias de la AECC.
Nunca he sido de disfraces ni mascaradas, ni siquiera uso maquillaje.
Ahora, en la recta final , en esta puesta de sol tan maravillosamente vívida, al borde, en la frontera, rodeada de cariño y de paz, un gran hombre a mi lado y una maravillosa gata, sueño casi cada noche con ese baile de disfraces que me hizo tan feliz y hago prometer a todos mis paisanos de mis tres pueblos, que si me curo, montaremos un baile de disfraces en el "Balcón de Europa", otro en "La fuente de arriba"y también en Tetuan en la "Plaza Primo"
Id preparando los disfraces para el gran baile de la flor "VERDE ESPERANZA"

lunes, 5 de junio de 2023

El Señor de los bastones.


Antonio Gala Velasco (Brazatortas,​ Ciudad Real, 2/10/ 1930​-Córdoba, 28/05/2023)​

 Nos deja un poeta, dramaturgo, novelista, y buen conversador.

Los poetas nunca mueren, su poesía seguirá viva en nuestra alma...

Aquí os dejo uno de sus poemas, difícil elegir entre tanta maestría.

Bajo los fuegos de fugaces colores

Bajo los fuegos de fugaces colores
que iluminan el aire de la noche,
dame tu mano.
Mira abrirse las palmeras doradas, rojas, verdes;
caen los frutos azules de la altura;
rasgan el negro terciopelo
las estelas de plata…
En tus ojos yo veo el frío ardor,
artificial y efímero
de los castillos que veloces surgen
y veloces se extinguen.
Dame tu mano: es todo cuanto tengo
en medio de esta falsa
riqueza, de esta dádiva
que fugazmente se otorga y se consume.
Así es todo: organizado y yerto
brota el amor, crece, se desparrama, se hunde,
vuelve la oscuridad
en la que, previsto y bien envuelto, yacía.
Nada, nada…
Dame tu mano. Entre los irisados estampidos
alegres sólo para los alegres,
se esfuma el corazón, igual que una girándula
demasiado mojada para arder o dar luz.
En este tornasolado e intrincado bosque
dame tu mano para que no me pierda.