lunes, 3 de agosto de 2020

Extraño verano 2020.

Extraño y tétrico verano de caritas tapadas y ojos tristes.
A veces el silencio de las risas llenan las casas de mi pequeña calle del pueblo,
la Feria que normalmente era a principios de agosto, no se celebra.
La alegría se aplaza una y otra vez, no parece que llegue, las casas, antes siempre abiertas, esconden nuestros miedos y tristezas, puertas cerradas al campo abierto.
Desde el devastador marzo que nos confinó y tapó nuestras bocas apenas celebramos, sólo la familia chica, los vecinos nos acostumbramos a aplaudir a los valientes, los que tenían que salir a mantener el mundo en movimiento, expresando también nuestro coraje. Tampoco despedimos a los nuestros, guardando nuestro incurable luto tan adentro que ahora sólo encontramos lágrimas de ausencias. Cambió el mundo tanto, pararon los viajes y los viajeros. Pararon las fiestas y los duelos. ¿Paró el futuro, dejándonos en un eterno presente de sonrisas tapadas?
Y ahora con el calor que nos ahoga un poco, vamos a celebrar con helado de avellanas y churros, al más puro estilo “Perote” la no feria y a inventar un futuro, vencer este corona virus que tanto nos ha quitado, encontrar la vacuna y la alegría perdida. En Álora estamos de No-Feria.