Sábado 18 de febrero abre la peña y
se llena de bote en bote, falta espacio para pasar, todos
espectantes, comida, bebida y una gran ausencia. Sin querer todas las
miradas lo buscan y allí, en el tablao, una foto suya y un poema de
Machado.
Un amigo toma el micrófono y llama a
Mayte, que dice: “Hoy no se llora”, y aunque las lágrimas asoman
a muchos ojos, suenan los acordes de guitarra del niño de Aljaima,
las voces rasgadas de sus amigos, grandes voces que extrañan su
presencia y al mismo tiempo parece que lo traen entre nosotros, se
siente, está entre nosotros este amigo de sus amigos, este amante
del flamenco, este ser generoso que aunque no cantaba ni tocaba, como
nos cantó Miguel “El Pibri” estaba siempre al detalle de que no
faltara nada para su peña, nada para sus amigos.
Ya el día de Reyes, cuando lo
despedimos allí arriba, se escuchaban anécdotas increíbles sobre
su generosidad, gente agradecida porque ayudó a muchos sin conocerlos de nada y sin importarle su nacionalidad o como en una feria compró un montón de sombreros a los
muchachos porque hacía mucho calor y se iban a asar.
También en la Peña, ayer, se seguian
oyendo el rosario de anecdotas sobre él, siempre cosas buenas,
siempre alegre, viviendo la vida a tope, preocupándose que saliera
bien el espectáculo, que no faltara nada, comida, bebida y cante del
bueno.
Gracias Pepe, ayer no faltó nada,
estoy segura que estabas enredado entre los sones de la guitarra,
entre las rasgadas voces, viejas y nuevas, que te cantaban, entre el
olor a vino y comida, en la mirada de tus hijos, en nuestros
corazones. Gracias por una gran noche flamenca.
Mª Teresa Cobos Urbano.