Al
fondo del salón lleno de ausencia
recostada
en la columna saliente
latente,
elegante en su cadencia
la
reina de la noche espera silente
Duerme
en sus cuerdas tanta melodía
atesora
en su mástil tal pasión
aguarda
al crepúsculo, fin del día,
cuanto
puede contener su diapasón.
Se
hace la luz, los focos estridentes
nos
avisan que ya llega la hora
barullo,
algarabía, todo pendiente,
la
multitud inquieta se acomoda,
Sube
sin prisa alguna al lado de ella,
la
toma por el asta, pulsa el traste
aprieta
sus clavijas, coloca la cejilla
nos
desgarra el alma de puro arte.
La
reina de la noche
¡Ay!
La guitarra
el
sentir nos amarra. Mª Teresa cobos Urbano (derechos reservados)