Cuando llegó por fin el 23 de
diciembre salí del trabajo y aún no tenía preparado nada, comimos
cualquier cosa que encontramos y dormí una siesta monumental, esta
semana última de trimestre resultó agotadora.
La casa había estado abandonada de
limpieza, adornos, ganas y la Navidad venía.
A la noche, intenté aligerar un poco
los preparativos de la cena, pero estaba tan cansada, que me dejé
llorar con las gotas de la suave ducha calentita y apenas sin cenar
caí dormida. A medianoche me despertó la urgencia de un vómito y
ya no paré de pasear entre la cama y el baño.
Dicen que fue un virus de 24 horas,
puede que fuera el agotamiento del trabajo, puede que fuera la
ausencia prevista de los que ya no están, que pesan cada navidad
sobre nuestras almas.
Aún no lo sé, pero en esta casa se
aplaza, mejor dicho, se desplaza hacia adelante, claro, un día la
Nochebuena.
¡Feliz Navidad a todos!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario