Salam
Alicúm, la paz sea con vosotros, es el saludo árabe, la respuesta
son las mismas palabras en orden inverso Alicúm Salam, con vosotros
sea la paz, acompañadas del gesto de llevarse la mano al corazón,
es decir, implicar profundamente al sentimiento, apelar a la poesía
y dejar aflorarla.
La poesía
siempre aflora, sobretodo en primavera en cada ciclo de la luna, es
la magia de las cálidas noches primaverales de Andalucía, nos traen
toda clase de historias importantes que han ocurrido a lo largo de
los años, sólo hay que saber escucharlas.
Mi marido,
Khalid Hacini, capaz de desmutizar al viejo laúd, nos va a abrir
este camino hacia lo invisible.
Cerremos los
ojos y empecemos un viaje en el tiempo, 11 siglos atrás, hacia la
época en que Andalucía se llamaba Córdoba y sus fronteras llegaban
más allá de Toledo, León y Cataluña, viajemos al calor de esta
noche llena de sentimientos, sintamos el Califato de Córdoba en sus
últimos años de esplendor, cuando Medina Azahara, la Ciudad Real
Cordobesa, aún brillaba más que Bagdad, la capital del mundo...
Una noche
sin luna, del otoño del año 994, de la era cristiana, 371 de la
Égira musulmana, en el palacio de Medina Azahara, nace una princesa,
le ponen por nombre Wallada Bint al Mustafki, hija única del Califa
Omeya Mohamed III y una esclava cristiana de singular belleza y
refinamiento llamada Amina.
Los
astrónomos, al hacer su carta astral a petición de su padre, pues
era costumbre hacerla sólo al príncipe heredero varón, anunciaron
cambios importantes, el inicio de una nueva era de mayor
conocimiento, de renacimiento de la poesía, de refinamiento de la
cultura, de auge de las matemáticas, anunciaron una vida llena de
arte, de poderío y de Amor con mayúsculas.
Parece ser
que tres hadas se reunieron en torno a su cuna:
La de
la belleza, era pelirroja y de ojos azules, alta y esbelta.
La del
Arte, dominaba el lenguaje y el canto.
La de
la Pasión, amó y fue idolatrada.
Una
espectacular lluvia de estrellas iluminó el cielo Cordobés la noche
de su nacimiento.
Esta
princesa hereda de su padre una gran fortuna y de su madre un gran
deseo de independencia. A la edad de 17 años queda huérfana y un
gran vacío de poder reina por el Califato. Su fama es ya notoria,
participaba en las tertulias literarias con los más reconocidos
poetas de la época, su fuerte carácter también se reconocía, no
llevaba velo y vestía a la moda de Bagdad, sus vestidos llevaban
cosidos a sus hombros dos leyendas a modo de lemas personales que la
definían, en el hombro izquierdo decía:
.-
“Por Alá, que merezco
cualquier grandeza y sigo orgullosa mi camino.” Y en el lado
derecho decía:
.-“Doy
gustosa mi mejilla a mi enamorado y doy mis besos a quien los
quiera.”
El
pueblo llano a escondidas lanzaba canciones burlonas sobre su
singular princesa, a quién envidiaban su independencia y su gracia.
Abrió
un salón literario en su casa cordobesa, allí enseñaba a las hijas
de los nobles a leer, escribir, recitar, nociones de astronomía y
álgebra y a las esclavas el arte de recitar y el canto.
Por
las tardes recibía a los poetas y organizaba torneos literarios, con
el tiempo, los cronistas de la época definirían al patio central de
su casa como patio de carreras para los caballos de la poesía y de
la prosa. Ese patio cordobés con fuente cantarina en el centro,
surcado de pequeñas acequias que regaban los naranjos y los arriates
al borde de sus columnas marmóreas, perfumadas de arrayán,
hierbabuena y jazmines, con todas las flores de la estación
pertinente, sus bancos de piedra forrados de mullidos almohadones
bordados en seda, en las estancias, biombos de madera, celosías
geométricas que dejaban pasar la luz convirtiéndola en estrellas,
candiles de aceites perfumados, para las azules tardes del invierno.
Fue
en ese salón donde una tarde conoció a Ibn Zaydun, joven poeta, de
familia noble con gran influencia política e intelectual, muy
atractivo. Cruzaron sus miradas y nació una pasión tan grande que
marcaría sus vidas.
Ibn
Zaydun no pensaba más que en volver a visitar esa maravillosa casa,
se hizo asiduo, Wallada por su parte no esperaba a otra persona que
su amado, se la veía distraída y ajena a todo hasta la llegada de
él.
Pero
debían guardar silencio, es por eso que nos dejaron sus versos
cruzados, primero de amor, luego de...
Luego
lo contaremos.
Ibn
Zaydun la describe así:
Aquella
muchacha de ojos bellos,
De
fragancia deliciosa,
De
aliento perfumado, de aroma penetrante,
Me
tendió su fina mano, y comprendí
Que
era hermosa mujer de mirada seductora.
Por
su talle corre fresca sabia juvenil;
Ungida
está de almizcle por su muy clara virtud.
Cuando
me ofrece jazmines en la palma de su mano
Recojo
estrellas brillantes de la mano de la luna.
“Tiene
carácter dulce,
talle
perfecto
y
una gracia como el aroma
o
la euforia del vino.
Me
ofrece solaz su charla
Tan
deleitosa
Como
la unión amorosa
Lograda
tras la ausencia.”
Wallada,
a su vez, escribía estos versos dedicados a Ibn Zaydun:
“Espera
mi visita cuando apunta la oscuridad
pues
opino que la noche es más encubridora de los secretos.
Tengo
algo contigo que si coincidiera con el sol
este
no brillaría
Y
si con la luna, esta no saldría
Y
si con las estrellas, estas no caminarían.”
Ibn
Zaydun por su parte le contestaba:
“Tu
amor me ha hecho célebre
entre
la gente
por
ti se preocupa mi corazón y
pensamiento,
cuando
tú te ausentas
nadie
puede consolarme y
cuando
llegas todo el mundo está presente.”
Y
también le decía:
“Si
he perdido el placer de verte,
me
contentaré oyendo hablar de ti.
Si
el guardián se descuida,
Me
contentaré con un breve saludo.
Temo
que los censores sospechen, pero
¿Hay
plazo en el amor?”
La
princesa necesitaba su presencia cada vez más y en uno de los viajes
de negocios del amado, lo extrañó tanto que escribió:
“¿Acaso
hay para nosotros,
después
de esta separación, una salida;
puede
quejarse cada uno de nosotros
de
lo que ha sufrido?
Pernoctaba
yo en los tiempos
de
nuestras visitas mutuas durante el invierno
sobre
las brazas crepitantes por la pasión.
¿Cómo,
pues, estando en la situación de este abandono,
ha
apresurado el destino lo que yo temía?
Giran
las noches y no veo el fin
de
nuestro distanciamiento,
ni
la paciencia me libra
de
la esclavitud de mi anhelo.
Riegue
dios la tierra donde estés
con
toda clase de lluvias copiosas.”
Ibn
Zaydun, por su parte, le contestaba:
“Cuando
tú te uniste a mí
como
se une el amor al corazón,
y
te fundiste conmigo
como
el alma se funde con el cuerpo,
enfureció
a los detractores
el
lugar que yo ocupaba en ti:
en
el corazón de todo rival
arde
la llama de la envidia.”
Y
es cierto que el triunfo en el corazón de la amada y la belleza de
ambos, despertó la envidia de los que los rodeaban, la luna no supo
protegerlos, se descuidó y parece que fue el Visir del débil Califa
que reinaba entonces, un rico hombre de negocios llamado Ibn Abdus
quién convenció a la esclava de la princesa, una belleza de ébano,
para seducir a Ibn Zaydun y así romperle el corazón a Wallada. Lo
consiguió,su amor derivó en odio, estas son sus palabras, llamando
a su esclava Júpiter, por ser este el planeta más oscuro.
“Si
hubieses hecho justicia
al
amor que hay entre nosotros
no
hubieses amado ni preferido a mi esclava
ni
hubieses abandonado la belleza de la rama
cargada
de frutos
ni
te hubieses inclinado hacia la rama estéril
siendo
así que tu sabes que yo soy
la
luna llena en el cielo,
sin
embargo, te has enamorado,
por
mi desgracia, de Júpiter”
Ibn
Zaydun se dio cuenta tarde de su torpeza,se arrepintió al instante
de su deslealtad para su princesa, rogó, suplicó su perdón
y
escribió:
“Desde
que estas lejos de mí,
el
deseo de verte consume mi corazón
y
me hace lanzar torrentes de lágrimas
mis
días son ahora negros y
antes,
gracias a ti, mis noches eran blancas.”
Pura
Piedra
Cuando
te enteraste de lo mucho que te quiero
Y
supiste el lugar que ocupas en mi corazón,
Y
cómo me dejaba arrastrar por el amor, sumiso,
Yo,
que a nadie más que a ti consentí que me arrastrara,
Te
alegraste de que el sufrimiento cubriera mi cuerpo
Y
de que el insomnio pintara de negro mis párpados.
Pasa
tus miradas por las líneas de mis cartas
Y
verás mis lágrimas mezcladas con la tinta.
Cariño
mío: mi corazón se deshace
De
quejarse tanto a un corazón de pura piedra.”
Todo
Córdoba se hizo eco de aquel desencuentro,el orgullo y la fama de
esta gran dama se vio enormemente dañado, la luna salió roja, luna
de sangre, nada bueno anunciaba.
Su
corazón despechado, pidió ayuda al Visir, el cual siempre deseó a
Wallada, y como era poderoso, enemigo político y no tan apuesto como
este joven, consiguió meterlo en la cárcel.
Mientras
el Califato se partía en mil pedazos, se habían formado los
pequeños Reinos de Taifas, Medina Azahara se derrumbaba a la par del
Califato, en cambio la Poesía, las artes y las ciencias avanzaban a
pasos de gigantes.
Es
en estos años cuando aparece en el monasterio de Yuso, en la Rioja,
el primer documento escrito en lengua castellana (Nacía el
castellano)
Ya
no tenía nada que hacer Ibn Zaydun en Córdoba, logró salir de su
celda y marchó a Sevilla, un pequeño reinado cuyo rey era también
poeta, Almutamid, este lo acogió bajo su protección, y desde
Sevilla, le llegaban las estrofas que Wallada, recurriendo al
lenguaje vulgar que provoca el orgullo herido le dedicaba.
También
llegó a sus oídos que aceptó los requiebros del visir, le dedicó
esta sátira:
¡Oh
que noble es Wallada!
Un
buen tesoro para quien busca ahorrar
Pensando
en las necesidades del futuro.
¡Ojalá
distinguiese entre un albéitar y un perfumista!
Me
han dicho que Abu Abdús la visita y
Me
han contestado: a veces la mariposa busca el fuego.”
Albéitar
significa veterinario.
La
respuesta vino rápido,con un lenguaje poco refinado inusual en la
princesa le respondió.
Poema
de los seis insultos
“Tienes
por apodo el hexágono
y
es un calificativo que no abandonarás mientras vivas.
Pues
eres, sodomita, degenerado, adúltero, cabrón, cornudo y ladrón.”
Ibn
Zaydun, a pesar de sus virtudes,
Maldice
de mí injustamente y no tengo culpa alguna;
Me
mira de reojo, cuando me acerco a él,
Como
si fuese a castrar a su ´Alí.”
Ambos
continuaron su vida, Zaydún en Sevilla, logró recuperar su fama y su
fortuna. Wallada viajando por los reinos de Taifas, dicen que perdió
su fortuna y volvió con Ibn Abdús, aunque sin casarse con él.
Pero
nunca más amaron, ni fueron felices, ni comieron perdices, sólo
sobrevivieron a una gran pasión que dio sentido a su historia.
Dicen
los cronistas que Ibn Zaydun murió en Sevilla en el año1070.
Wallada
le sobrevivió,,fue en el 26 de marzo 1091, el mismo día que los
Almorávides entraron a Córdoba.
Su
amor, en cambio, nunca morirá, sigue aquí con nosotros esta noche
sin luna,una hermosa princesa y un apuesto galán, ambos andaluces,
ambos poetas, escuchad la brisa, todo esto ocurrió AYER...
(Khalid
canta Yesterday)
María
Teresa Cobos Urbano y Khalid Hacini El Ambrani en su X aniversario.
BIBLIOGRAFIA
Cronistas
que escribieron sobre Wallada:
Ibn
Baskuwal, Ibn Said e Ibn Bassam
-TERESA GARULO, Diwan de las poetisas de al-Andalus, Ediciones
Hiparión, Madrid 1985
-LOPEZ DE LA PLAZA, Al-Andalus: Mujeres, Sociedad y Religión.
Malaga, 1992
-SOBH, Poetisas Arabigo-andaluzas, Granada 1994