¡Que llore mayo!
Y a riadas se lleve
el dolor de soslayo.
Pon flores en mi calle,
saca macetas
adorna las ventanas con
mil colores
a ver si a la “Pelona”de
aquí la ahuyentas.
¡Ay! Mi calle tan cortita
y estrecha
se quedó muy oscura, con
cinco ausencias
en un breve periodo, dos
estaciones apenas,
tres puertas clausuradas,
dos medio abiertas.
Una anciana muy alta, fue
la primera
con su perra de lanas, muy
abrigada.
Quedó sola y triste, cómo
ladraba
tres días con tres
noches, ella lloraba.
Ese anciano en su silla,
cambiaba acera
según el sol tornaba,
sólo, apenas susurraba
¡Buenos días! si lo
cruzabas.
Otro señor de abajo, en
mi misma acera,
lo sacaban al sol en silla
de ruedas,
nos saludaba alegre, nos
sonreía,
aunque todos sabemos que
no nos reconocía.
El cuarto era más joven,
se fue temprano,
se duchó y no salió solo
de su baño.
El quinto es mi vecino,
puerta con puerta
nos deja el corazón...
herida abierta.
Pon flores en mi calle,
saca macetas
adorna las ventanas con
mil colores
a ver si a la “Pelona”de
aquí la ahuyentas.
¡Que llore mayo!
Y a riadas se lleve
el dolor de soslayo.
María Teresa Cobos
Urbano. 10-05-16. Álora.
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