lunes, 13 de octubre de 2014

Japón en Álora.

Cuando vi este anuncio colgado en un tablón de la Plaza Baja de la Despedía, el día de la Sopa Perota, mientras hacíamos cola para conseguir una, el primer pensamiento que me vino a la cabeza fue una frase que oí en una película: “ El buen vendedor es capaz de vender una barra de hielo a un esquimal”. Y me dio risa...
Aquí en Álora tenemos una cultura flamenca superior, de aquí han salido buenos cantaores, cantaoras, bailaores, bailaoras y guitarristas de renombre, nos preciamos de ser la cuna de la Malagueña y aunque nuestra Peña anda un poco sola últimamente, no es por falta de artistas ni de afición.
Japón es un país remoto, una isla en el corazón de Asia, una cultura ancestral del Oriente lejano y el color celeste de la lontananza, una gran desconocida.
El viernes, en la inauguración de la exposición de nuestro pintor local japonés Shinji Naganawa, y digo nuestro porque lleva aquí más de 30 años participando en muchas actividades culturales, escuché tocar a un guitarrista flamenco Mamoru Kubo y me dejó impresionada su técnica.
Pero fue ayer sábado en el Teatro Cervantes cuando llegamos a la sorpresa total.
Se levantó el telón, a media luz pudimos reconocer un tablao oscuro con seis sillas sevillanas, tres hombres y tres mujeres vestidos de negro, ellas de faralaes a la izquierda, ellos a la derecha dos guitarras flamencas, una más que el viernes, que fue solista en una de las interpretaciones intercalando estrofas clásicas al más puro estilo andaluz y un cantaor en el centro, el único no japonés. 
 
Empezó a sonar una guitarra con un sonido limpio y arrogante, la otra le acompañaba, luego las bailaoras, una por una y todas a la vez, palmas y taconeos, dándole calor con su duende al espacio, después Dolores al cante y baile con maestría, ella es de Álora, esposa de Shinji.

Poco a poco el oscuro principio fue llenándose de colores, las batas negras se iban transformando en grandes lunares de tonos alegres,

pasando a naranja bata de cola, llenando de alegría junto con los magistrales acordes de las acompasadas guitarras y la voz rasgada de Juanillorro, melosa de Dolores, para acabar en blanco y totalmente iluminado el escenario. 


La gente en pie, todo el público aunado en un aplauso y ya no era Japón ni japoneses, era flamenco puro al más clásico de los estilos.
Era un gran espectáculo, vibrante, brillante, luminoso y emocionante.
Gracias Shinji por darnos a conocer esta faceta flamenca de tu país “El Imperio del Sol Naciente”.
María Teresa Cobos Urbano. Derechos reservados.

jueves, 9 de octubre de 2014

Tercera luna de sangre,

El día 8 de octubre de este año tuvo lugar un eclipse lunar no visible desde nuestro país, ya que en la hora a la que se produjo era de día aquí, pero no por ello menos hermoso, pudimos contemplarla a través de los medios de comunicación. Después del eclipse nuestro satélite llamado antiguamente Selene, cuando tenía categoría de diosa, se tiñe de rojo por efecto de la sombra de la Tierra.
Este fenómeno llamado luna de sangre, siempre ha sido considerado por los Astrólogos, predictivo de catástrofes. En esta ocasión es la tercera vez que la luna se viste de rojo, la primera en octubre de 2013, la segunda en abril de este mismo año y la cuarta será en abril del año que viene.
Esta periodicidad en que aparece, cada seis meses y coincidiendo con fiestas religiosas judías, hacen que circulen por ahí profecías que apuntan al fin del mundo, avisos de un Dios que no tiene teléfono móvil.
Nosotros admiramos su belleza y la repetición del fenómeno nos agrada porque así prestamos más atención al siguiente.
Ya sabéis, en abril del 2015 ¡miremos al cielo!.

sábado, 4 de octubre de 2014

El nombre que ahora llevo.

Decidir el nombre de un hijo es ardua tarea para la madre que lo siente en su vientre desde el primer momento, para el padre que en nuestra sociedad es el encargado de perpetuar su apellido, para los hermanos que temen que le escojan un nombre mejor que el que llevan ellos y así asoman los primeros recelos fraternales, para los abuelos maternos que exigen nominarlos como ellos, ya que sus apellidos desaparecen en la siguiente generación, para los abuelos paternos, que se empeñan en revivir con nombres a sus progenitores y para los padrinos, madrinas, tíos, primos, amigos y vecinos que se sienten honrados cuando se les impone su nombre al recién nacido.
Algunas veces es el día en que nace, el santo patrón, el santoral, el que decide solo.
Casi nunca decide la cara del bebé, a quién se parece, etc... porque generalmente está pensado de antemano.
El caso más cruel para el bebé, teniendo en cuenta que un nombre debe llevarse toda la vida, es aquel en que nace con los dos sexos, son pocos, pero son y la ley te obliga a decidir inmediatamente si es niño o niña, sin saber por cual se va a decantar su evolución. Un cambio de nombre a “posteriori” es un gran problema legal y psicológico de falta de identidad. El pueblo alemán este año ha admitido el tercer género, aquí en España, parece que no queremos reconocer esta realidad legalmente.

Mis padres, ambos católicos y muy creyentes, estaban convencidos de que el santo tocayo protegía al bebé durante toda la vida, eran devotos de Santa Teresita de Lysieux una joven monja que veneró la infancia de Cristo, de ahí su diminutivo, la nombraron Doctora de la Iglesia y protectora de las misiones. En una ocasión mi madre prometió llamar Teresita a la primera de sus hijas, luego lo olvidó.
Pasó el tiempo mis padres se casaron, algo comentó a mi padre de esta promesa, pero volvieron a olvidarla...
Nació la primera niña y le pusieron María Ángeles como mi abuela materna, la segunda Elvira, como mi tía paterna, luego un niño que se llamó José como mi padre, luego el cuarto hermano y la tercera niña se llamó Concepción, como mi tía materna, la cuarta niña y quinta en lugar de nacimiento se llamó Agustina, como mi madre. Todas nacieron en casa de mi abuela, asistidas por la partera.
Yo llegué tres años y medio más tarde, la quinta niña, la sexta de los hijos. Mis padres querían que fuera nerjeña y esperaron allí, pero vine mal, muy grande y de nalgas, tuvieron que trasladarla a Málaga, en Nerja no había ni siquiera ambulatorio.
Así pues nací en el Hospital Civil, a los tres días de llegar allí mi madre en precario estado de salud, tan delicada estaba, que mi madrina muchísimo tiempo después me confesó que no se acordaba si me bautizaron allí mismo de urgencia, en la Victoria que es el barrio de mi abuela materna o en Nerja donde habrían querido que naciera, en cambio mi nombre recordaba muy bien de dónde venía. Tan mal fue el parto que todos recordaron su antigua promesa:
“A mi primera hija le pondré Teresita del Niño Jesús.”
Hoy he releído la biografía de esta Santa y he hallado dos coincidencias: fue la quinta hija y perdió a su madre de pequeña, a la que adoraba.
María Teresa Cobos Urbano 1-10-14. Derechos reservados.