Carmen Camacho Adarve,
Nació en Torredonjimeno ( Jaén) actualmente reside en Jaén. Escritora, poeta, narradora, articulista. Ha publicado en prensa escrita y distintos medios digitales. Su último libro "Bonus Track."
La épica del color gestando el movimiento
(para Techy)
Te engulle tu carne y caes en un páramo
cuan infinito como el espacio.
En la distancia descubres trazos grises que sugieren una puerta,
tal vez, el umbral de la nada;
como una iglesia derrotada en algún paraje de la historia sin gente
miras
como gira el espejismo del cáncer en tu mente:
las líneas del gris se convierten en onda
de una mar mansa.
Reflectando el sueño y los andares del cielo
.A ése cielo,
vas olvidándote en la bastedad del espejo sin horizontes.
Caes al mar, penetras el desierto,
Escalas el marco de la puerta del hospital
y el gris te reduce a sombra.
No hay ángulos,
solo distancia de ti:
Atrapada en la ausencia,
Incrustada a ella por voluntad del trazo.
Alguien toca,
abre la puerta y se evade en busca de direcciones,
Anhelante de color.
El golpe, el dolor y su oleaje te sacuden del silencio,
Sobre un grito de pijamas azules.
Te desplazas al blanco
en pos de un suspiro rojo.
Se abre una habitación
hacia el final del pasillo, ve a saber...
Ocho horizontes te asumen:
multiplicado por colores,
dimensiones,
líneas e intenciones.
Paseas por la voz en blanco.
y reconoces la textura que el verde
desnuda sobre el verde:
La humedad de un ser más amplio.
Te descubres rosa al centro,
al este de tus labios.
Y como el deseo,
domina un paisaje que sospechas y no ves.
Ahora sabes no era el numero 303 de la planta del hospital, no.
Es un jardín;
donde juegan las líneas a ser colores,
Donde el columpio de la noche dicta el ritmo de los olores.
Pruebas el rosa, que no es manzana sino misterio.
Entonces la estación se altera.
Se llena de frases rosas... una algarabía de tonalidades,
coro de transparencias confeccionadas por el rosa
que asumen la textura del óleo
la caricia de una simetría diluida en sí misma.
Y que por lo tanto, te diluye en su lluvia de luz.
Su lienzo devora y decanta.
Trasminado catas el aroma del plexo en la luz.
Cerca —tal vez en ti—, algo sabe a sudor.
Olor a gemidos acompasados por tu pecho,
que describen la épica del color gestando el movimiento.
Una cavidad anuncia la luz,
y el encuentro te absorbe.
Infinito transcurres en la caída hipnótica del miedo...
Pasa la libélula sobre la línea blanca.
Y en la espiral te rescata y lleva al inicio del todo:
Al conocimiento del vacío.
La noción del alma libre.
La esencia del vuelo.
Estás en todo.
Sin lastres, sin miedo...
En la pluralidad del sueño.
Al despertar sabes que vencerás una vez más.
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