Aquí está la clave para abrir la palabra exacta de la luz… una flor
Escúchame.
Llama a tu nombre con voz que arribe al siempre lado
del pensamiento, donde juntos respiremos destino.
Allí, donde no hay grandes sombras,
me he sentado a contemplar contigo, tras los vidrios,
la lucidez de las dalias,
la bisutería de jade en ese bolsito de algodón
por donde asoman las flores.
Y entremos en la esperanza de los rostros amados
y en la precisión melancólica del rocío que teje las hojas
del miraguano y en el iris del girasol
la propia belleza de los espejos.
Así veo la verdad que vive en el cajón de la cómoda
al recordar que acercas tus manos, a la luz de los recuerdos,
de un corazón ene veces arterial,
como única analogía en la memoria
de su floración.
¿Escuchas el vuelo de las mariposas?
Asterio Sorribes Andrés
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